Kati Heck (Düsseldorf, 1979) es una joven artista alemana. En esta exposición individual, la primera en un museo, podemos encontrar más de cuarenta obras, en diferentes soportes: desde pinturas de distintos formatos,esculturas, vídeo, fotografía, dibujos o la instalación. Este conjunto se presenta como un lugar de experimentación, en él se mezclan lo imaginario con lo real o las distintas influencias de la tradición artística alemana, con referencias que van desde Otto Dix hasta Martin Kippemberger.
En esta exposición, que a simple vista parece extraña y divertida, la artista presenta un mundo onírico poblado al mismo tiempo por animales gigantescos y personas o amigos del entorno de la artista, creando un universo grotesco, irónico y un poco inquietante.
En sus obras es posible apreciar una mezcla de formalismo y ficción y muchas otras influencias como los cómics, las novelas de misterio o el cinema, cada pintura representa una posible historia.
El humor y la ironía están muy presentes en sus pinturas, en algunas ocasiones con caricaturas de sus propios personajes, que parecen sacados de un cuento. Entre ellos, la artista ha creado un personaje que se repite en sus obras, “Babydetektiv”, el pequeño-detective, que muestra su atracción por lo desconocido, reminiscencia de su infancia así como el gusto por disfrazarse.
Aparecen en sus obras de forma recurrente elementos culturales de su país de origen, Alemania, especialmente alimentos o cerveza. Se trata de una visión personal de elementos cotidianos con un gusto para lo grotesco y lo escatológico.
Muchas de sus pinturas son retratos, aunque poco convencionales. Algunos son pintados de manera muy precisa, otros deliberadamente quedan inacabados y abstractos.
La artista juega con diferentes tipos de realidad combinando representaciones casi fotográficas de personas reales o amigos junto a criaturas fantásticas.
Al fondo de la sala, hay un grupo de música con osos o pavos convertidos en músicos. Y a la entrada, se aprecian elementos propios de la estructura de un bar, con sillas y mesas, como aquella en la que se ve la escultura de un troglodita sosteniendo una gigantesca jarra de cerveza.
En su trabajo, la puesta en escena es casi teatral. Kati Heck disfraza a sus modelos y se inventa poses para representar escenas, bien cotidianas con sus amigos en las que ella forma parte del cuadro como un personaje más, (Danke, das wär dann alles, 2013) o inventadas (Piece, 2013). En otras obras refleja su estudio y el ambiente en el que desarrolla su trabajo, dando pinceladas de su propia vida en estas escenas.
KOPF = KOPFNUSS, el título de la exposición, podría traducirse como algo parecido a «No utilices la cabeza».
Text + Pics: Antonella Montinaro
muy divertido! es una de esas exposiciones con una iconografía tan personal que el espectador tiene que resolver los enigmas que plantea el artista. Desde luego es un mundo onírico y surreal. Saludos!